¡El Desastre de Titirilquén!: «31 Minutos: Calurosa Navidad» es un Regalo Absurdo y Fiel a su Esencia
La nueva producción de los genios de Aplaplac (Álvaro Díaz y Pedro Peirano), «31 Minutos: Calurosa Navidad», aterriza en Prime Video como una montaña de nostalgia, pero sobre todo, mucho calor. Más que una simple película navideña, es una celebración del espíritu caótico y crítico que ha convertido al noticiero de 31 Minutos en un fenómeno cultural.
La trama nos sitúa en un sofocante Titirilquén, donde una ola de calor amenaza con derretir hasta la ilusión. Santa Claus cancela su visita, dejando la Navidad en manos del más improbable de los héroes: Juan Carlos Bodoque. El conejo ludópata se embarca en una misión épica para rescatar los regalos del Polo Norte, mientras Tulio, Juanín y el resto del equipo intentan montar un especial navideño en el único lugar con aire acondicionado. La película es completamente congruente con el universo de la serie, manteniendo esa mezcla magistral de ternura, humor absurdo y comentario social incisivo.

A pesar de ser un formato de largometraje, cada escena impulsa la historia con un gag/chiste nuevo o un detalle o guiño que recuerda a la serie, asegurando que tanto los fans de siempre como las nuevas audiencias se mantengan complacidos. Además, se nota el esmero en la realización, ya que la calidad de los títeres, la fotografía y el diseño de producción es altísima, rindiendo homenaje a la artesanía que siempre ha caracterizado a 31 Minutos, entregando un festín visual que Guillermo del Toro amaría.
Si bien la crítica general es muy positiva, algunos seguidores más antiguos han notado que el argumento toma elementos prestados de un especial navideño previo de la serie, expandiéndolo para el formato de película; sin embargo, los añadidos y la forma en que se desarrolla la trama, especialmente el viaje de Bodoque, son originales y divertidos, destacando también el cameo musical de Julieta Venegas interpretando «Mi muñeca me habló».

En conclusión, «31 Minutos: Calurosa Navidad» es exactamente lo que los fanáticos esperaban. Es ingeniosa, cariñosa, absurda y totalmente fiel al espíritu que Tulio, Bodoque, Juanín y compañía construyeron hace más de dos décadas. Le da una vuelta de tuerca a los clichés navideños, ofreciendo una perspectiva latina y calurosa de la celebración y es un recordatorio de que un mundo con 31 Minutos siempre es un mundo mejor.
