CÓDIGO NEGRO: Soderbergh dirige un dinámico y elegante misterio de espías

La segunda vuelta de Steven Soderbergh este año en los cines, ofrece una narrativa que combina tensión, intriga y el agudo análisis de las relaciones humanas en un contexto de traición o desconfianza. La película, escrita por David Koepp, quien fue su compañero de guion también en Presencia (2024), y protagonizada por un elenco estelar que incluye a Cate Blanchett y Michael Fassbender, nos sumerge en un mundo donde la lealtad se pone a prueba en el cruce de caminos entre el amor conyugal y el deber laboral.

La historia gira en torno a George Woodhouse principalmente, un agente de inteligencia británico, quien debe investigar una filtración de información crítica que amenaza la seguridad pública. La complicación surge cuando su propia esposa y colega, Kathryn, se convierte en una de las sospechosas. Este dilema moral se convierte en el eje central de la trama.

El largometraje brilla con diálogos ingeniosos y situaciones que se asemejan a las clásicas obras de Agatha Christie, donde el misterio se despliega a través de una serie de reuniones llenas de tensión y revelaciones inesperadas. Uno de los aspectos más destacables de Código Negro son los detalles en la actuación de Blanchett, quien encarna a Kathryn, y Fassbender, que interpreta a su marido. Aunque a veces la pareja parece distante, es éste espacio para el desconocimiento que aporta al suspenso, haciendo al espectador cuestionar la naturaleza y el estado de su relación. El juego del gato y el ratón que se desarrolla entre ellos recuerda a Sr y Sra Smith (2005), pero aquí Soderbergh opta por un enfoque más sutil, donde la tensión sexual, la acción y el complot se dan de manera más elegante.

El diseño de producción y el vestuario son otro punto fuerte de la película, con un estilo pulcro y contemporáneo que recuerda a la filmografía de Tom Ford, como si sus protagonistas hubieran sacado inspiración de la misma pasarela. Los personajes se mueven en un entorno de lujo austero, lo que refuerza la idea de que, en el mundo del espionaje, la apariencia que das es tan importante como la realidad. Soderbergh logra equilibrar la estética visual con el relato, creando una experiencia cinematográfica que es tan cautivadora a la vista como intrigante en su contenido.

Aunque la película logra mantener el interés del público, algunos giros argumentales son predecibles cuadros antes, y ciertos momentos de violencia carecen de la gravedad que se esperaría en el contexto, todo es demasiado fríamente calculado. A veces, la devoción textual entre George y Kathryn se siente como una afirmación que sólo existe en el libreto que, aunque efectivo para el desenlace, no siempre logra conectar con la audiencia ya que falta justificación en pantalla de tal comportamiento. A pesar de esto, Código Negro es un ejemplo brillante de cómo el cine de espías no necesita las explosiones comunes de este género, y puede, en cambio, ser un vehículo para el estudio de carácter.

Puede que la cadencia pausada pero constante no sea del gusto de todos, y se necesite de parte del espectador una mayor atención al detalle, teniendo unas vueltas de tuerca no precisamente accesibles para los públicos más despistados, los amantes del cine de suspenso se encontrarán con una experiencia acelerante y sofisticada, donde en cada escena se está librando una batalla psicológica y los secretos son verdaderas armas.

Código Negro (“Black Bag” en inglés), es sin duda, una adición memorable a la carrera de su realizador. Gracias a la distribución de Andes Films ya se encuentra en cines del país desde el 20 de marzo de 2025.