EDDINGTON: Ari Aster saca una radiografía clínica de los Estados Unidos

Con Eddington, Ari Aster da un viraje hacia un cine más políticamente cargado y más realista, dejando atrás el terror mágico o sectario de Hereditary y Midsommar, para construir un relato contemporáneo donde la violencia es ideológica, el miedo es social y la locura, una consecuencia inevitable del colapso colectivo.

Situada en el ojo de la tormenta pandémica y del estallido racial en Estados Unidos, Eddington se desarrolla en un pequeño pueblo ficticio de Nuevo México, donde el enfrentamiento entre el sheriff Joe Cross (Joaquin Phoenix) y el alcalde Ted García (Pedro Pascal) se convierte en una guerra civil a escala local, a veces sólo a escala individual. Aster parte de una premisa simple para expandir una narrativa demasiado cercana, que toca temas tan urgentes como la desinformación, el extremismo político, el racismo estructural, el culto a la personalidad y el delirio conspirativo en la era digital, en medio de una serie de eventos que van desde acusaciones de corrupción y conspiración, hasta enfrentamientos violentos y un misterioso ataque que conecta con un grupo extremista armado que llega el pueblo en un vuelo privado.

Acá Aster no busca ofrecer comentario político-social, sino que más bien levantar un espejo hacia la nación de la que es parte. Su estilo fragmentado y progresivamente más violento se mantiene. No es lo que muchos esperaban de este autor del cine, pero tampoco está tan lejano de los universos distinguidamente incómodos en los que nos sumerge, además de que nuevamente no hay personajes heroicos, ni siquiera simpáticos, todos están rotos en Eddington, ideologizados y perdidos en sus propias verdades alternativas, e incluso el salvador de último minuto -sin ánimos de spoilear aquí- es parte del ciclo de banalización y explotación mediática que la película denuncia.

La estructura del relato es ambiciosa hasta el delirio. Su guion empieza como sátira social, deviene thriller criminal y termina en un festival de acción anárquica y casi rozando lo surrealista. En ese trayecto, la cinta acumula subtramas, giros y personajes que, si bien interesantes por separado, a veces dificultan la cohesión narrativa. El resultado es un largometraje que puede sentirse excesivo, incluso agotador, con un ritmo ampliamente irregular, pero que nunca cae en lo trivial: hay algo urgente y necesario en cada observación, aunque su ritmo sea tan irregular como el mismo periodo de la humanidad que elige retratar.
La dirección de Aster es ligeramente más convencional acá, pero igual de provocadora. Filma los paisajes áridos de Nuevo México con una mezcla de belleza y amenaza, creando una atmósfera de western contaminado por la paranoia del siglo XXI. Y la banda sonora de Bobby Krlic, con quien ya colaboró Aster antes, junto a la composición de Daniel Pemberton, contribuye a la expectación y tensión de la historia, alternando entre lo ominoso y lo casi cómico, reflejando el vaivén tonal.

Joaquin Phoenix interpreta a Joe Cross con su ya característica intensidad apática y pusilánime, encarnando a un hombre que se autosabotea, con una mezcla de convicción moral y profunda confusión. Pedro Pascal, por su parte, ofrece una actuación más contenida pero magnética como el alcalde liberal que, en el fondo, es tan oportunista como su antagonista, lamentablemente un personaje que podría haber dado más en pantalla. Emma Stone pasa por una situación similar, como Louise, la esposa emocionalmente inestable de Joe, también está infrautilizada, y a pesar del potencial que su caracterización sugiere, ella desaparece sin suficiente desarrollo. Y por su lado, el mismo problema afecta a Austin Butler, cuya participación como un líder sectario con aires de mesías conspiranoico es intrigante pero con una aparición casi nula.

Más que un producto con un mensaje claro, Eddington es un reflejo en el agua: amplifica los absurdos de la sociedad estadounidense actual, sin miedo a mostrar lo descontrolado y reconfortado que está ese mundo en sí mismo. En su retrato de un pueblo dividido por el miedo, las fake news y el ego, Aster captura algo profundo y perturbador sobre el estado del mundo post-2020. No es una película cómoda, ni perfecta, ni siquiera del todo congruente, pero es imposible de ignorar. Es una obra que divide a críticos y espectadores, no es para todos ni logra remover el piso de la audiencia completa, pero confirma que Ari Aster es uno de los autores más arriesgados y personales del cine Hollywoodense ahora.
Con una llegada limitada y exclusiva sólo a México y Chile, Eddington ya está en carteleras de cine nacionales, siendo distribuida por Andes Films desde el 11 de septiembre de 2025.
