El regreso de Happy Gilmore: ¿la mejor comedia de Sandler en años?

Sería un despropósito plantear la interrogante sobre si Adam Sandler es un genio de la comedia o un fraude con mucho dinero. Es una discusión que acompañará la carrera del comediante hasta el fin de sus días, y sobre la cual todos tenemos ya una postura definida.

Happy Gilmore 2 comienza años después de los eventos de la primera entrega. Happy (Adam Sandler) siguió jugando golf, hasta que un día queda viudo tras golpear accidentalmente con una pelota a su esposa Virginia (Julie Bowen). Desde entonces, vive consumido por la culpa, criando a sus cuatro hijos y a su única hija, interpretada por Sunny Sandler, su hija en la vida real. Ya con 58 años, es un hombre acabado que trabaja en un supermercado y bebe de las formas más deprimentes posibles en un barrio venido a menos.

En este espiral de tormento, su hija sueña con convertirse en bailarina profesional. Happy, al ver su talento, comprende que necesita reunir una millonaria suma para pagar su ingreso a una prestigiosa escuela, por lo que decide volver al golf tras diez años alejado del deporte. Así comienza una nueva etapa, donde el caos que lo caracteriza sigue presente, pero con una versión más madura de sí mismo, capaz de enfrentar con algo más de sabiduría los muchos obstáculos que se le presentan.

En esta travesía debe enfrentarse a Frank Manatee (Benny Safdie), un millonario sospechosamente parecido a Logan Paul, que ha creado una nueva liga de golf llena de neón, obstáculos y obscenidades. Para enfrentarlo y preservar el golf clásico, Happy se alía con su antiguo rival Shooter McGavin (Christopher McDonald).

La cinta, dirigida por Kyle Newacheck (Misterio a Bordo) y coescrita por Tim Herlihy y Adam Sandler —como la original de 1996—, es sin duda un grito de nostalgia. No reniega de ello, y se da el lujo de traer de vuelta a varios personajes de la primera entrega, como Ben Stiller, entre una larga lista que prefiero no arruinar.

Además, se suma un reparto diverso y sorprendente: Bad Bunny (sin necesidad de presentación), Haley Joel Osment (el niño de El sexto sentido), Maxwell Jacob Friedman (uno de los luchadores más carismáticos de All Elite Wrestling), Eminem (otra presentación innecesaria), y Becky Lynch (actual campeona Intercontinental de la WWE), entre otras sorpresas.

Es una comedia clásica de Adam Sandler: interpreta a un adulto con familia que se comporta como un adolescente. Eso nunca cambia. Pero la pregunta es: ¿es realmente divertida? En plena era Netflix, es sin duda su comedia mejor lograda (aunque juega con ventaja al ser una secuela). Tiene problemas de timing en algunos pasajes debido a un guion desordenado que prioriza el sketch momentáneo por sobre la continuidad, pero no es algo que arruine la experiencia. Hay momentos genuinamente hilarantes, y ese cálido humor que nos acompaña hace tantos años sigue ahí.


Como cité al inicio, todo esto depende de si te gusta la comedia “sandleriana”. De lo contrario, te invito a verla sin los prejuicios que dejaron infames producciones como Son como niños.