LILO & STITCH: Disney redefine su clásico con enfoque más realista y contemporáneo

En tiempos donde Disney apuesta cada vez más por rehacer sus clásicos animados en versiones live-action, «Lilo & Stitch» (2025) siempre representó un desafío emocional y cultural de alto riesgo. Dirigida por Dean Fleischer-Camp (conocido por su destacado trabajo con Marcel, the shell with shoes on), esta nueva versión de la entrañable historia de 2002 mezcla nostalgia directa, indirecta, recreaciones de animación CGI bastante buenos, y un enfoque más íntimo y maduro sobre el relato.
Sorprendentemente, el resultado funciona.

La mayor atención que se le rinde esta vez a aspectos culturales hawaianos, y al ver aún más personas hawaianas en el reparto, promete dejar satisfecha a la mayoría. Otro de los aciertos de esta versión es la actualización de la historia tanto en componentes sociales como en detalles de la ambientación, por ejemplo, que los pensamientos secretos de Nani se descubran desde sus chats en línea y ya no desde un diario de vida, o que ella misma tenga aspiraciones a la educación universitaria.

Aunque es cierto que la animación no es un medio creado exclusivamente para niños, la verdad es que las películas animadas siempre han presentado una ventaja para contar historias dirigidas a ellos, o crear universos vibrantes y coloridos con los que se puedan fascinar, entretener, y hasta en momentos aprender lecciones. Todo esto sabido por la psicología infantil básica. En contraste, las cintas de “acción en vivo” con fábulas tiernas suelen caer más en la categoría de cine familiar. La compañía del ratón parece finalmente haber comprendido este punto al producir este remake.

«Lilo & Stitch» (2025) adapta el cuento que nos contaron con «Lilo & Stitch» (2002) para una audiencia más transgeneracional. No sólo se vuelve un mundo más realista al usar actores de carne y hueso, sino que toda la película trabaja alrededor de esa idea. Agregaron personajes nuevos como la vecina Tūtū y la Sra. Kekoa, que coinciden mucho más con nuestra percepción adulta de vivir en comunidades, y de cómo se ven y comportan las figuras burocráticas gubernamentales. El Dr. Jumba y Pleakley se transforman para pasar totalmente desapercibidos entre la población, y no sólo emplean el gag de lo absurdo con sólo un bigote falso. La mayoría de los cambios impuestos en el guion tienen mucho más sentido y peso en el contexto. Y aún así, con todo el barco remando para el mismo lado de lo más “real”, el largometraje logra mantener su espíritu, su ternura y hasta la maravilla spielbergniana de suspender toda incredulidad ante la inclusión de un alienígena en nuestras familias.
Lo interesante es que aunque se siga llamando tras la niña principal y su singular mascota, esta película despliega los eventos con tanta atención en el punto de vista de Lilo como de Nani. Ahora se nos presentan situaciones, como la custodia legal de Lilo y las dificultades laborales de Nani, no sólo con la perspectiva de lo que una niña de 6 años puede llegar captar de lo que está pasando, sino que ofrece una reinterpretación más emocionalmente adulta, que encuentra su fuerza en lo humano antes que en lo espectacular.
Se podrían enumerar muchísimos más detalles en los que ambas versiones se diferencian, pero la conclusión es que en Lilo & Stitch (2025) se demuestra que su equipo creativo entiende las limitaciones del live-action y no pretende copiar y pegar todo, se reduce la comedia física slapstick, los disparates caricaturescos y hasta se eliminaron ciertos elementos fantasiosos, para en su lugar apuntar a una trama que ésta vez tiene mayor potencial de agradar e identificarse con espectadores adultos. Aunque es inevitable compararlas, justamente porque una usa a la otra como material de origen, creo que al ser medios de comunicación cinematográfica completamente diferentes deberían ser vistas también como productos por separado y, en ese sentido, la película nueva tiene tanto derecho a calificarse de igual calidad como la antigua.

Como siempre ocurre con los remakes live-action de queridas cintas animadas, hay varios aspectos criticados y debatibles por los fanáticos más radicales de la película original. Sin embargo, este largometraje va camino a posicionarse como una de las mejores ejecuciones de Disney en la última década, derribando los prejuicios y dejando una impresión cálida y nostálgica en quienes la vean. O’hana ahora también puede significar apoyar a tu familia, independiente de donde provenga o se encuentre, incluso cuando eso implica soltar.
“Lilo & Stitch” ya está en cine gracias a la distribución de Cinecolor Chile a través del país.